Convencionalmente, se considera que pertenecen a la cultura Chavín, aunque están más cercanas al estilo Cupisnique, de la costa norte peruana.
Pero solo algunos de ellos aceptaron el pago y los demás se las llevaron a sus casas o los intercambiaron por bizcochos en las tiendas del pueblo.
Años después, se hizo otro descubrimiento similar, cuando unos trabajadores hacían una excavación para reforzar un reservorio de agua.
Esta aseveración se fundamentaba en la constitución de las imágenes simbólicas y al estilo en que éstas fueron retratadas.
Estos objetos pertenecían sin duda a personajes de la nobleza o la clase dominante, que eran sepultados con todos sus distintivos.