Siempre con alguna persona presente en la imagen —para reflejar la proporción y el contexto—, el opúsculo de Janini retrata ejemplares de veintitrés municipios valencianos: Alcublas, Alfafar, Alcira, Aras de los Olmos, Barcheta, Buñol, Burjasot, Carcagente, Carlet, Casinos, Chelva, Cullera, Higueruelas, Liria, Pedralba, Requena, Ribarroja del Turia, Sagunto, Serra, Valencia, Vallanca, Vinalesa y Yátova.
El hontanar se halla a la derecha, contra un talud y posee dos caños -uno fino y otro más grueso-, de los que mana un abundante caudal, ambos vierten sobre una pileta corrida a modo de abrevadero: el agua es transparente, límpida, muy fría...
Cuenta con dos grandes cimales que se dividen a una altura de 3 metros: uno de ellos, más desarrollado y en mejor estado vegetativo, ejerce una cierta tensión lateral que podría provocar el desgarro del cimal o incluso del tronco.
Las hojas son tomentosas (pelosas); verde oscuro en el haz (parte superior) y blanquecinas en el envés (cara inferior).
[1] Son árboles unisexuados (dioicos), las flores masculinas y femeninas se producen en pies diferentes.
La madera es muy ligera, blanda, blanca o rosada, de textura fina y uniforme, buena para tablones, cajas, artículos domésticos y elementos estructurales que no tengan que soportar grandes pesos.
En la península ibérica está presente, cultivado o de forma natural, en casi todas las provincias.
Por el contrario, al avanzar hacia el litoral y, sobre todo, hacia el sur de la Península, se va adueñando progresivamente del paisaje ribereño, asociándose a los sauces, fresnos y olmos.