Durante la Segunda Guerra Mundial se unió a la resistencia y ocultó los tesoros egipcios del Louvre en la zona libre de Francia.
André Malraux, entonces ministro francés de Asuntos Culturales, agregó su voz a la súplica: En plena Guerra Fría, cincuenta países aportaron fondos para salvar monumentos ahora considerados herencia de toda la humanidad.
El templo de Amada era un caso difícil, debido a sus bajorrelieves maravillosamente pintados.
Este ambicioso proyecto requería más fondos; con este fin Noblecourt solicitó una entrevista con Charles de Gaulle, que no conocía la promesa que ella había hecho en nombre de la nación.
Cuando fue informado, le requirió: "Señora, ¿cómo se atreve usted a decir que Francia salvará el templo sin la autorización de mi gobierno?"
Noblecourt contestó: "General, ¿cómo se atrevió usted a hacer un llamamiento por radio sin la autorización de Pétain?"