El glutamato entonces entrega su grupo α-amino al piruvato, reacción mediada por la alanina aminotransferasa.
La alanina formada pasa a la sangre y de ahí al hígado.
Algo muy útil, ya que el músculo no puede sintetizar la urea a partir de un ion amonio.
Por el otro lado, el piruvato como metabolito a la gluconeogénesis donde el hígado reforma glucosa la cual regresa por la sangre hasta el músculo donde esta lista para entrar a la glucólisis y servir de combustible, o bien, almacenarse como glucógeno muscular.
Además de lo mencionado anteriormente, este ciclo también recicla esqueletos carbonados (α-ácidos) entre el músculo y el hígado.