El objeto ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XIX gracias a un libro[4] cuyo contenido lo describía como "una de las cosas más extraordinarias que los celos masculinos hayan realizado".
El libro describe cómo era usado el objeto para asegurar la fidelidad de las damas que se quedaban solas en casa mientras sus maridos iban a luchar en las Cruzadas.
Su uso era más frecuente en enfermeras y religiosas que atendían heridos en los frentes de batalla para evitar las violaciones.
El libro incluye un dibujo acompañado del texto en latín: "Est florentinarum hoc bracile dominarum ferreum et durum ab antea sic reseratum".
El cinturón de este dibujo es descrito por Dingwall como "a la vez torpe y pesado", teniendo "poco en común con los modelos posteriores que servían para el mismo uso".
[8] El relato de Bellifortis no se apoya en ninguna prueba concreta adicional ni en documentos que lo corroboren.