Se lo considera uno de los escultores más destacados del naturalismo español de finales del siglo XIX.
Esta obra, ubicada en el patio de su edificio histórico, se creó en 1908 para conmemorar el tercer centenario de la Universidad.
Desde muy joven contó con becas para formarse como escultor, así, con quince años fue pensionado en dos ocasiones por la Diputación de Oviedo para completar su formación, primero en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, donde fue discípulo de Jerónimo Suñol y José Gragera; y después en la Academia Española de Bellas Artes de Roma.
Tras sus estudios residió durante un tiempo en París, Francia.
Doiztúa murió en 1911 teniendo el trabajo sin terminar aún.