El desarrollo inmobilairio se emplaza en un terreno completamente plano clasificado como suelo rural por el municipio de Soacha, puesto que anteriormente existía presencia de terrenos de cultivo y ganadería, sobre todo en sus linderos norte (aledaño a Bosatama) y sur (cercano a La Veredita y Potrero Grande), siendo este último atravesado por el río Soacha.
Su parte occidental lo constituye las colinas de las otroras haciendas La Chucuita y Chucua Vargas, tupidas en parte de eucaliptos aunque el suelo es subxerofítico, complementado al suroccidente por el humedal Chucuita.
En su parte norte y oriental lo constituye la quebrada[4] Tibaníca proveniente del humedal homónimo, hoy contaminada por los desechos de aguas servidas provenientes del municipio de Soacha.
El terreno en el cual hoy se asienta Ciudad Verde estuvo poblado desde la época precolombina gracias a marcas de pictogramas dejados en las rocas del Cerro de la Chucuita mientras que el resto de su territorio eran humedales que tenía entre los ríos Tunjuelito y Soacha y la quebrada Tibanica.
Con la erección del municipio de Soacha ya el área la ocupaba varias haciendas como Potrero Grande, Chucuita, Ogamora, Malachí[7] y Logroño dónde se ocupaban de diversos cultivos frutales y cría ganadera, mencionados por Juan Antonio Cancino en sus Monografías.
También están las ciclovías de la Alameda Hortalizas-Parque Logroño, Alameda Haciendas y Alameda Chucuita, así como coneonesón con Bosa por la Ciclovía de Bosa San Diego en la variante de San José desde la Carrera y la vía del humedal La Chucuita hasta la Avenida San Maron (Calle 1) en Hogares Soacha.
Igualmente, a su entorno están las casas de las haciendas Logroño y La Chucuita, estas se van a mantener como patrimonio arquitectónico y arqueológico, ya que también hay en su área perimétrica pinturas rupestres del periodo precolombino,[42] reconocidos por el Ministerio de Cultura.