A su regreso trabajó en el taller de Simon Vouet,[1] así como en la Imprenta Real, y fue nombrado grabador del rey.
[2] Destacó sobre todo como grabador a buril, en cuya obra se denota la influencia de Jacques Callot y Hendrik Goltzius.
[3] De su producción gráfica destacan los retratos (Richelieu, Mazarino, Luis XIV), así como los temas bíblicos (Crucifixión, 1647; Natividad, 1662),[2] blasones y frontispicios (Poesías de Urbano VIII, 1642).
Se le atribuyen sin mucho fundamento un José interpretando los sueños que se conserva en la Galería Borghese de Roma y una Herodías del Museo Fabre de Montpellier.
[2] Entre sus dibujos destacan los retratos, la mayoría de busto, como Pierre Dupré y Simon Vouet.