Aun así, por su variada topografía, hay una gran diversidad de climas.
[1] Las precipitaciones medianas anuales oscilan entre los 350 litros del Segriá y los 1200 de la alta Garrocha.
[2] La humedad relativa mediana anual se encuentra en general en todo el territorio entre el 70 y el 75 %.
En el litoral esta cifra es bastante homogénea a lo largo de todos los meses del año, en el interior se presenta un mínimo en verano y un máximo en invierno, especialmente acusado este en los lugares donde acostumbra a haber niebla.
Las velocidades medianas anuales del viento (medidas a 10 m del suelo) se encuentran entre 1 m/s (metro por segundo) en Viella (protegida por las montañas que la rodean) y 10 m/s de Portbou (observatorio encima de una montaña).
Respecto a la longitud, toda Cataluña está situada al este del meridiano de Greenwich.
De gran importancia son las cordilleras litorales y prelitorales que al disponerse aproximadamente paralelas a la costa limitan la extensión del clima estrictamente mediterráneo a una estrecha franja que, tan sólo al sur del Llobregat, se amplía un poco.
Entre los factores termodinámicos destaca la corriendo en jet que afecta Cataluña en los equinoccios y en invierno (cuando esta corriente circula entre los paralelos 30° y 50° N) mientras en verano lo hace alrededor de la latitud 50°, lo que permite al anticiclón de las Azores ocupar entonces situaciones más septentrionales y afectar el territorio de Cataluña.
En verano las temperaturas medias se sitúan entre los 24 y 25 °C con fuerte humedad ambiental (bochorno) pero con brisa marina que hace que la media de las temperaturas máximas no llegue a los 30 °C.
Las precipitaciones medias anuales en la zona litoral están entre los 700 (Bajo Ampurdán) y los 480 (Tarragona).
La variación de las temperaturas a lo largo del año es mayor que en la costa, en invierno las mínimas están en la Plana de Vich causadas por una inversión térmica acusada que más moderadamente afecta todo este territorio.
En las zonas que están más en el interior (del Segriá a la Segarra) llueve menos que en la costa, en cambio en la Plana de Vich llueve más y en el Bages de forma similar.
No llega con mucha intensidad la lluvia en otoño en las tierras de poniente.
Allí las lluvias son regulares durante todo el año y las temperaturas medias del verano están por debajo de los 20 °C.
En general en Cataluña en otoño es la época preferente de las inundaciones y cuando se producen cerca del 70 % de las precipitaciones torrenciales del año y al contrario es a la primavera cuando hay menos.
Por otro lado la previsión meteorológica de estos fenómenos resulta difícil puesto que el área mediterránea es en cierta medida una transición entre la zona templada y la tropical, cosa que añade complejidad a los mecanismos atmosféricos.
La gran masa de agua mediterránea, en el caso de Cataluña, queda en el Este, esto hace que las perturbaciones atlánticas primero quedan modificadas por el paso por la península ibérica y cuando llegan a la zona litoral puedan pasar dos cosas contrarias: o bien sufren una atenuación definitiva o al contrario se reactivan.
[9] Pero se calcula que en las cumbres de las montañas más altas de los Pirineo (en Aragón) la temperatura llegaría a −40 °C pero en no haber estaciones meteorológicas no hay constancia documental.
Las máximas absolutas igualaron o superaron ligeramente las temperaturas récords con registros fiables.
Así en Barcelona la máxima absoluta era de 36 °C (que se ha repetido en varios años).
[15] En el resto del territorio estos niveles de intensidad son superados ocasionalmente, por ejemplo los últimos vendavales fuertes en Barcelona corresponden a los años 1989 y 2009.
El 24 de enero de 2009, el llamado, a nivel europeo, «vendaval Klaus» ocasionó, en sólo 12 horas, en toda Cataluña, grandes desperfectos urbanos y daños en árboles, especialmente en los más gruesos y los catalogados como monumentales.