Cantó regularmente España e Italia y en 1835 parte a América.
Julieta y Romeo fue la primera ópera en la que cantó Clorinda en la capital peruana, donde triunfó y fue considerada con Teresa Rossi la mejor cantante que hasta entonces había llegado al país.
El señor Pantanelli dirigía tocando el plano en los recitados de las óperas bufas, y con una pequeña vara en las demás", recuerda Zapiola.
Se retiró en 1873 y tres diputados pidieron que se le concediera una pensión "...En la época de su gloria artística, muchos de sus lauros conquistados por el esfuerzo y el trabajo de su gloria artística, ornaron, como joyas de precio, las ofrendas que tributaban la caridad a la viudez enferma y a la orfandad desvalida.
Ambas supieron aprovechar este defecto al máximo logrando colorear cada palabra y cada frase con supremo acierto, sacando partido del texto y la música al mismo tiempo.