En Villarrobledo el balonmano siempre ha sido un deporte con mucho arraigo y del que han salido buenos jugadores, sin embargo, tras varios años jugando en 2.ª división nacional, que entonces tenía un ámbito nacional, con el patrocinio de Happenning y en cuya etapa, estuvo al frente Ramón Arenas desciende por problemas económicos.
Tras unos años militando en provincial vuelve a jugar una fase de ascenso que no resulta demasiado exitosa.
Entre estas personas destacan J. Pedro Alumbreros, José González Navarro, Guillermo Simón y Herminio Moyano; los contactos con un equipo juvenil que salía por generación espontánea de los institutos, y la recuperación de antiguos exjugadores como Larry, Herminio, P. Joaquin, etc. da como fruto un equipo con un respaldo directivo.
En la temporada 93/94, Alberto Sainz cree haber tocado techo con este equipo, y decide que es el momento de su relevo.
La directiva piensa en el jugador Lisardo Fernández, que en los años de convivencia activa con Alberto Sainz se había estado preparando, y ya entonces había acabado el título de entrenador territorial, disponiéndose a realizar el nacional y le propone hacerse cargo del equipo.