Está diseñado por Francisco Rodríguez Garrido, y ejecutado con terciopelo negro de Lyon, bordado en oro por las Madres Adoratrices de Logroño y sufragado popularmente por los logroñeses.
Posee tres kilos de oro, lentejuelas del mismo metal y bellísimos encajes.
El delantal es de terciopelo negro y está bordado a juego con el manto.
El paso procesional se remata mediante un palio de ocho varales y dosel, realizado por las M.M.
[4] La imagen representa a la Virgen sola, con el rostro destrozado por el dolor ante la pasión de su hijo.
Bajo el manto hay cosidos pequeños papeles con peticiones y oraciones por las mujeres de Logroño.