La zona habría sido habitada por los indígenas quiximies, previo a la conquista española, según un supuesto relato atribuido a Francisco Pizarro.
Una serie de violentas marejadas destruiría el pueblo nuevamente en 1956.
La pesca, acuacultura y el cultivo de cocos destacan dentro del sector primario.
Entre sus atractivos destacan sus 22 kilómetros de playas, entre las que se encuentra la denominada Isla del Amor, ubicada en el estuario del río Cojimíes, en el límite con la provincia de Esmeraldas.
A diez minutos de la localidad se encuentra la Reserva ecológica Mache-Chindul, que destaca por su gran biodiversidad.