En la práctica, antes de 1922, el Perú ejercía soberanía sobre la mayor parte del área que reclamaba como suya.
[7][8] Pasada la inestablilidad política peruana, esta nación buscó el reconocimiento de sus títulos sobre la región amazónica.
A inicios del siglo XX, el Perú ejercía el dominio efectivo sobre los territorios en disputa.
[2]Tras varias fracasadas negociaciones, el presidente peruano Leguía estuvo dispuesto a firmar un arreglo directo.
[13] La cancillería peruana trabajó por una revisión del Tratado incluso desde antes de haber sido enviado a su aprobación en el Congreso.
[12] Incluso hoy en día, el presidente peruano Leguía es todavía criticado por la firma de este tratado, considerado excesivamente entreguista.
Sin embargo, la intención del gobierno peruano fue la de ganar para el Perú un aliado, cuando se encontraba abrumado por los conflictos con el Ecuador y con Chile.
[16] En los otros asentamientos peruanos ubicados entre el Putumayo y el Caquetá, tales como Puerto Arica o Tarapacá, sus pobladores se limitaron a migrar a territorio peruano, fundando nuevos caseríos con los mismos nombres (véase Puerto Arica y Nuevo Tarapacá).
[18][nota 2] El Perú solicitó la revisión del Tratado Salomón-Lozano, petición que fue rechazada por Colombia, dirigida por Enrique Olaya Herrera.
Las negociaciones diplomáticas continuaban, pero casi se llegó al extremo de una guerra total.
[20] El nuevo presidente peruano, Óscar R. Benavides, amigo del también recién elegido mandatario colombiano Alfonso López Pumarejo, estuvo dispuesto a continuar con las negociaciones hasta adoptar una solución definitiva.
[24] La educadora Gabriela Marín relata: En medio del resentimiento y las dificultades empecé a organizar mi trabajo docente, los padres de familia como los niños no me querían porque era colombiana [...]; tres materias no [se] aceptaban: la historia patria, geografía de Colombia y el himno nacional; éste me tocaba cantarlo sola, [...] para evitar más líos les propuse que cantaran el himno nacional de ellos y yo me paraba haciendo honor a su patria y que cuando yo cantara el mío, ellos hicieran lo mismo.
Posteriormente dependería del vicariato de Caquetá y Putumayo, división eclesiástica colombiana.