Ha habido al menos once nacimientos humanos en la Antártida, comenzando con el de Emilio Marcos Palma en 1978 en una base argentina.
Este escenario también incluiría vuelos transantárticos regulares, así como ciudades mineras que serían excavadas en los casquetes polares de la Antártida.
Esta ley tendría que modificarse o abandonarse antes de que pudiera producirse legalmente una colonización a gran escala, en particular con respecto al Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente de dicho tratado.
[4] Aunque el medio ambiente de la Antártida es demasiado duro para los asentamientos humanos, las condiciones podrían mejorar en el futuro.
Incluso la agricultura podría ser posible en algunas de las zonas más septentrionales del continente.