En tiempos de guerra, se alababa su eficacia como soldados aguerridos hechos para el combate.
Por otro lado, los soldados no estaban cualificados debido a que eran empleados sólo de forma temporal.
En Inglaterra, ya era habitual contratar los servicios de tropas mercenarias aguerridas.
La rapiña, la extorsión y el saqueo eran, al contrario, el único propósito que perseguían las compañías.
[4] Los guerreros de las compañías eran en su mayoría desarraigados y muchos no tenían lugar a donde regresar cuando llegaba la paz.
Era el caso del reino francés en 1360, donde actuaron durante muchos años con casi total impunidad.
Significaba así que la guerra privada contra el Rey de ahora en adelante iba a ser considerada como una traición.
Los mercenarios franceses capturados eran ejecutados y las peticiones de rescate se limitaban a los extranjeros particularmente valiosos.
La cruzada saqueó entonces Lorena, el macizo de los Vosgos y el valle del Rin.
A finales de 1365 Carlos V consiguió, con la ayuda del papa Urbano V, alejar temporalmente a buena parte de las grandes compañías que arruinaban Francia.
[14] En cuanto la cruzada dejó Francia, las compañías que aún permanecían en el país fueron aplastadas sin titubeo por las fuerzas reales.
Enrique de Trastámara fue vencido en la batalla de Nájera y tuvo que huir a Francia, Bertrand du Guesclin fue hecho preso y Pedro I recuperó el poder.
Reagrupó en 1368 a las grandes compañías que se habían desplazado hacia Languedoc.
En Borgoña, Felipe el Atrevido organizó la defensa del ducado aplicando la táctica de la "tierra desierta", vaciando el país de provisiones y bienes ante el avance del enemigo, pero manteniendo cerradas a cal y canto todas las fortalezas.
[18] Sin abastecimiento, las grandes compañías abandonaron la región e intentaron marchar sobre París, pero el ejército del Rey las obligó a replegarse hacia el Poitou.
La nobleza aplicó también ese método por miedo al poder que podrían tener masas de ciudadanos armados.
[2] Los capitanes mercenarios se enriquecieron y muchos contrajeron matrimonio con mujeres de las grandes familias italianas.
Algunos hasta llegaron a igualar o sobrepasar el poder de las familias que les contrataban.
En Francia, la Guardia Suiza fue creada en 1573 por Carlos IX y sirvió a la defensa de la casa real hasta su disolución en 1792.