Apareció por influencia de la Semana Santa, y sus componentes seguramente serían los mismos que participaban en ella.
Como hecho anecdótico cabe destacar que en el desfile de la Entrada de 1949 un único socio, Tomás Soriano, que no se resignaba a ver desaparecer su comparsa, ocupó el lugar que le correspondía en orden de desfile a Los Romanos e hizo el recorrido en solitario, arrancando los aplausos y la simpatía de los espectadores.
La nueva comparsa tuvo una gran acogida desde el mismo momento de su fundación y ya en su primer año vieron desbordadas sus previsiones.
Actualmente forman parte la comparsa algo más de 300 socios.
Actualmente siguen manteniendo intacta su estética y su característica forma de desfilar.