La empresa argentina comenzó las obras con un capital fijado de $ 1.500.000 pesos oro sellados (equivalentes en ese momento a U$S 1.600.000), y con ese monto comenzó la construcción del complejo turístico Real de San Carlos.
Como no esperaban tanta multitud, la empresa vio demorada la llegada de algunos vapores, por lo que los últimos entraron a la plaza cuando ya habían comenzado las corridas y a manera de recompensa la empresa decidió agregar otra corrida al espectáculo.
La segunda corrida se dio lugar al mes siguiente contando con la presencia del rejoneador portugués Francisco Barreira, Morgado de Covas.
Para la época la distancia era importante, ya que las personas muchas veces visitaban el complejo por el día, asistiendo exclusivamente a ver una corrida de toros o jugar en la ruleta.
La ciudad de Colonia del Sacramento en 1890 contó con una usina realizada por Mr.
Benjamín Dyer Manton, pero solo funcionó durante un corto lapso de 4 o 5 meses.
El padre, de origen croata, fue dueño de una gran compañía naviera, para transportar pasajeros, ganado y granos, que recorría Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay.
Él fue pionero en la realización de centros turísticos por esos lugares, y logró construir un verdadero complejo turístico en Colonia del Sacramento, ya que era poseedor de muchas tierras en esa zona.
En principio el servicio ferroviario entre Montevideo y Colonia no era para nada óptimo, así que recorrer 260 km de ida y otros 260 km de vuelta les consumía 12 horas a quienes decidían ser partícipes de las corridas, por lo que el público que llegaba desde la capital uruguaya era mínimo.
En 1943 el complejo pasó a manos municipales, dándose inicio al abandono de la infraestructura Mihanovich.
El antiguo frontón de pelota euskaro comenzó a funcionar como depósito del municipio, el cual se vio desbordado por la cantidad de bimotores incautados en las calles colonienses.
Hace pocos años, una sudestada se llevó hasta la última madera de este antiguo muelle.