Tanto los organismos pluricelulares como los unicelulares dependen en gran medida de la comunicación entre células.
El tráfico de la membrana vesicular desempeña un papel importante en la comunicación intercelular en seres humanos y animales.
La recepción tiene lugar cuando la célula objetivo (cualquier célula con una proteína receptora específica para la molécula señalizadora) detecta una señal, generalmente en forma de una molécula pequeña y soluble en agua, a través de la unión a una proteína receptora.
[2] Cuando se une a la molécula señalizadora, la proteína receptora sufre algunas modificaciones y da comienzo el proceso de transducción.
Las plantas y los animales poseen uniones que conectan el citoplasma de las células adyacentes entre sí.
Un gran número de "células objetivo" pueden recibir mensajes y responder a varias moléculas cercanas al mismo tiempo.
Tanto las células animales como las vegetales utilizan hormonas para la señalización a larga distancia.
A partir del año 2005, las vesículas extracelulares (VE) han sido reconocidas como vehículos de comunicación intercelular, con capacidad para transferir proteínas, lípidos y ácidos nucleicos.
Estas vesículas son un sistema biológico celular universal, evolutivamente conservado desde los procariotas hasta los eucariotas y plantas superiores.
[6] Sin embargo, también es a través de la señalización celular la manera en que se pueden desarrollar los tumores y el cáncer.
Ellas pueden tanto crear un medio para que se desarrolle un cáncer que no tiene fin, como un medio para el tratamiento de estas enfermedades enfocándose en estas rutas específicas de señalización "upstream".
Sin embargo, esta relación que conecta a las células hace que la propagación de los medicamentos a través del sistema sea mucho más efectiva a medida que algunas moléculas pequeñas consiguen circular por estas uniones gap y propagan el medicamento mucho más rápido y de forma más eficiente.