El Concierto para violín n.º 2 de Béla Bartók, BB 117 se escribió en 1937–38.
Su revuelta contra la tiranía sangrienta de Hitler lo llevó a prohibir que los títulos de sus obras se tradujeran al alemán, un idioma que ya no quería hablar ni escuchar.
[5] En una carta al compositor, Eugene Ormandy expresó su gran aprecio por el Concierto, estimando que "Después de Beethoven, Mendelssohn y Brahms no se había escrito un mejor concierto para violín".Consta de tres movimientos: El concierto está compuesto para 2 flautas, flautín, 2 oboes, corno inglés, 2 clarinetes, clarinete bajo, 2 fagotes, contrafagot, 4 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, timbales, caja, bombo, platillos, triángulo, gong, celesta, arpa y sección de cuerda.
[4] Aunque no se emplea en ella el dodecafonismo, la obra contiene temas de doce tonos en los movimientos primero y tercero.
El movimiento central consta de tres partes simétricas: exposición, seis variaciones sobre un tema y reafirmación.
El movimiento concluye con la repetición del tema inicial, pero en un tono más sombrío y casi sollozante.
[9] En la parte final, al solista se le encomiendan pasajes que requieren una considerable habilidad virtuosa y el concierto termina en una exuberante explosión de vívidos colores sonoros.