Concilio germánico

[1]​ Gran parte de la documentación relativa al Concilium se basa en Bonifacio y en documentos relacionados con su vida, y aunque el santo era propenso al embellecimiento retórico y a la exageración en su correspondencia, su valoración de la situación en la Iglesia franca parece fiable,[2]​aunque en algunos detalles se equivocó unos años: el último sínodo de la Iglesia franca parece haberse celebrado en 695 en Auxerre.

[11]​ El historiador eclesiástico Matthias Schuler, comentando el fracaso de Bonifacio en conseguir que las propiedades eclesiásticas fueran devueltas a la Iglesia, propone que aún no había llegado el momento de que Carlomán se reapropiara de esas propiedades, que a menudo habían sido entregadas (a modo de cargos eclesiásticos) a diversos nobles por su padre, Carlos Martel, para apaciguarlos y reforzar su lealtad.

La reapropiación habría provocado la ira generalizada y el desagrado hacia el movimiento reformista.

[12]​ Mientras que Gunther Wolf juzgó que el Concilium fue el punto culminante en la larga carrera de Bonifacio,[13]​ otros estudiosos como Matthias Schuler sitúan ese punto álgido en 747, el sínodo franco de Bonifacio.

Theodor Schieffer (en su biografía del santo de 1954) mantuvo 743,[15]​ pace Heinz Löwe,[16]​ al igual que Kurt-Ulrich Jäschke[17]​ y Alain Dierkens.