En el año 1979, España continuaba inmersa en el proceso de democratización iniciado tras la muerte del dictador Francisco Franco.
En 1978 fue aprobada la Constitución que establecía un Estado democrático, social y de derecho bajo un régimen monárquico parlamentario.
El PSOE se consolidó como segunda fuerza política de España, mientras que el Partido Comunista también obtuvo unos buenos resultados.
En el XXVIII Congreso, en mayo, fue rechazada la propuesta del secretario general Felipe González, quien abogó por abandonar las tesis marxistas.
Finalmente no se impusieron claramente las propuestas de los dos sectores, porque aunque el marxismo dejó de ser la ideología oficial del PSOE, siguió siendo un «instrumento teórico, crítico y no dogmático» dentro del programa político socialista.
El líder del sector renovador, Felipe González, volvió a ser elegido secretario general, tras su dimisión en el XXVIII Congreso.
Ramón Rubial volvió a ser elegido presidente del partido, mientras que Alfonso Guerra fue designado como vicesecretario general.