Al igual que sus parientes tropicales esta especie de pequeño tamaño puede provocar picaduras aunque éstas no son potencialmente peligrosas para el hombre.
Capturan sus presas gracias a un arpón con el que les inyectan un potente veneno paralizante.
Se les llama popularmente en alguna jerga caracol del cigarrillo porque una picadura de este molusco es capaz de causar la muerte en el tiempo en el que uno fuma un cigarrillo.
En estos casos las especies causantes son exclusivamente piscívoras, básicamente Conus geographus.
Algunas especies malacófagas (se alimentan de moluscos) como Conus textile son responsables de muchas picaduras y aunque pueden revestir cierta gravedad, no son letales.