Es de una sola nave, con un amplio crucero y una capilla mayor cuadrada.
En el frontispicio hay azulejos santos flanqueando a la Virgen de Consolación.
El retablo mayor es del siglo XVIII y es atribuido a José de la Barreda.
[2] En 1520 un hombre que había sido criado de esta mujer en Utrera, Antonio Barreda, se vistió con hábito de ermitaño y se fue a Roma para obtener una licencia para una ermita.
Tras obtener la licencia otros varones se le unieron para vivir como ermitaños en ese lugar, que se encontraba a un cuarto de legua del núcleo de población.
[3] En 1556 la Orden del Carmen decidió fundar un convento en Utrera y el arzobispado les concedió esta ermita, desconociéndose qué fue de los ermitaños.
Hacia 1557 los carmelitas se trasladaron a otro lugar, dentro del pueblo, por encontrarse este templo muy lejos de la población.
Fue fundado por seis salesianos enviados por san Juan Bosco y fue el primer colegio de esta orden en España.
La ermita empezó a estar frecuentada por clérigos seculares, que oficiaban misas en la misma.
[6] La reina escribió al arzobispo Fernando de Valdés y Salas para que entregase esta ermita a los mínimos.
El arzobispo pidió información al provisor Juan de Ovando y Godoy sobre la ermita.
Tras conocer el asunto, envió al provisor para que acordarse la fundación con esa orden.
[9] Entre 1808 y 1809, durante la Guerra de la Independencia Española, el general Castaños usó este convento como hospital.
La Virgen de Consolación y otras imágenes regresaron al convento.
[12] El convento fue usado en un primer momento como prisión para prófugos que habían huido de las reclutas militares.