Convento de Franciscanos Descalzos (El Puente del Arzobispo)

Al amparo de esa voluntad real, Urbano Martín se trasladó a la localidad como guardián con algunos frailes, iniciando su vida conventual.

El denunciante manifiesta que el tal Trujillo, vecino que fue del lugar, se quedó en este pueblo cuando entraron los franceses, haciendo de corregidor por nombramiento de los invasores: “Hizo destechar y destruir las celdas, claustro, iglesia en parte y demás oficinas del convento, material que vendió a cuantos forasteros quisieron comprarlo, quedándose con su importe (…); en el Torrico hizo una casa para su hijastra, Anselma, cuando casó con el escribano Francisco Solano García”.

El declarante asegura que los franceses no comenzaron a destruir el convento en tanto no lo hizo Trujillo; quien “conservó la librería y todo lo que quiso en las primeras entradas de los franceses”.

Un testigo, Esteban García Rojo, declara que Francisco Solano García, marido de Anselma, había pedido a Trujillo, materiales del convento para construir su casa en El Torrico, para lo cual se desmanteló el convento.

Solano había dicho que le venían bien las maderas, ladrillos y tejas.