Por su deteriorado estado de conservación, se encuentra incluido en la Lista Roja del Patrimonio.
Tras la marcha de los monjes de la zona, el convento desapareció, utilizándose sus piedras para otras construcciones del municipio, aunque el santuario anexo se mantuvo en pie hasta la primera mitad del siglo XX.
Se conserva la iglesia desprovista de cubierta, y la torre, que Manuel Gómez-Moreno pudo ver en uso y describir su bella armadura, que hoy podemos contemplar en la Torre del Caracol del Parador de Benavente, donde fue trasladada en la década de 1980.
Destaca la impresionante fachada ubicada a poniente, que consta de dos cuerpos enmarcados verticalmente por pilastras y separados por una cornisa doble que remata en frontón curvo.
A ambos lados y bajo el frontón, se disponen tres hornacinas para acoger imágenes.