Viven principalmente en ciudades del norte, como El Obeid, Atbara, Dongola, Jartum, Omdurmán, Puerto Sudán y Wad Madani.
Se calcula que hasta 500.000 personas o un poco más del 1% de la población sudanesa profesan esta religión.
Debido a la formación avanzada, su papel en la vida del país ha sido más significativa de lo que sugieren sus números.
Ocasionalmente se han enfrentado a la conversión forzada al Islam, lo que ha provocado su emigración y una disminución en el número.
A medida que la guerra civil se extendió durante la década de 1990, el gobierno centró su fervor religioso en el sur.