Algunos suelos carecen de nutrientes necesarios para el crecimiento vegetal, otros retienen demasiada o muy poca agua.
Los acondicionadores pueden ser incorporados al suelo o aplicados a la superficie, para corregir estas deficiencias.
Los fertilizantes como la turba, el estiércol, el aljez o el compost añaden nutrientes a los suelos empobrecidos.
La vermiculita, el hidrogel, la corteza o la arcilla, por el contrario, harán que el suelo retenga más agua.
El yeso se utiliza para la corrección de suelos alcalinos, salinos y sódicos.