Cortes de Barcelona-Villafranca-Cervera (1358)

Tuvieron como escenario: Barcelona, Villafranca del Panadés y Cervera.

El rey pidió una aportación económica a la guerra mucho más importante que otras veces, motivo por el cual hubo de ceder más facultados en las Cortes, y estos dieron un paso decisivo para la creación de la Generalidad de Cataluña.

La delegación era tal, que sus decisiones tenían el mismo valor que las adoptadas por las Cortes, competencia fundamental para tomar decisiones rápidas en un contexto bélico continuo.

Con todo, no se pensó en crear una institución permanente, como lo demostró el hecho de que se ordenase quemar las cuentas y escrituras una vez acabada su tarea.

La configuración como institución permanente no se produjo hasta las Cortes de Monzón (1362).