Se extiende entre Santa Ponsa y Peguera, y entre su litoral se encuentra la playa de Cala Blanca, caracterizada por sus rocas y por las diversas entradas al mar, además de pequeñas calas.
Se trata de una urbanización que, fue desarrollada por un conocido grupo de arquitectos catalanes que tuvieron en cuenta una rigurosa adaptación al terreno e integración con el paisaje.
[2] Sin embargo, tiempo después, al igual que muchas otras urbanizaciones de la isla, fue continuada por otros profesionales que construyeron sobre el litoral,[2] incurriendo en un término académico conocido como balearización.
[5] Tiene también una pequeña playa para perros, de piedras y arena, llamada Cala dels Gats, situada entre Punta des Gats y Cala Blanca.
[7] No obstante, en uno de los yacimientos recopiló que había dientes y otolitos de peces, y lavó sedimentos en afloramientos lignitosos, pero todos han sido reseñados como estériles en cuanto a fauna mastológica.