La Coya y las ñustas que eran hijas suyas tenían acceso directo al Acllahuasi, templo donde eran entrenadas las acllas, mujeres elegidas en diferentes partes del Tahuantinsuyo para recibir una educación avanzada.
Años más tarde, la reina viuda, si es que la podemos llamar así, coronó a su nieto Sinchi Roca con la mascapaicha.
[1]En su camino, realizaban labores agrícolas y cuando cosechaban se retiraban buscando otro lugar.
Primero hicieron su paso por Guaynacancha, donde Mama Ocllo quedó embarazada de Ayar Manco.
[2]Un día mientras el resto de sus hermanos enseñaban a los humanos a sembrar papas, desde la cumbre de la montaña Huanacaure, Ayar Cachi asustó a toda la gente tras usar su honda, con la cual disparó una piedra contra un cerro y lo convirtió en una quebrada, después hizo lo mismo con tres cerros más, completando así los cuatro puntos cardinales.
Sus hermanos, sintiendo desconfianza, decidieron eliminarlo de la empresa, pero el joven guerrero no lo dio por hecho y siguió infundiendo miedo con su fuerza descontrolada que le permitió montañas abiertas con tirachinas.
Ayar Cachi, picado por el orgullo, accedió, pero nada más entrar al barranco, un sirviente de su hermana-esposa que lo acompañaba llamado Tambochacay cerró la entrada con una piedra y le impidió salir.
Su viaje continuó hasta Matagua realizando por primera vez el warachikuy, evento en el que horadaron las orejas del joven Sinchi Roca.
Con la bendición de Inti, Ayar Uchu se ofreció para el rol y adquirió alas grandes.
No satisfecha con su gesto, abrió el cadáver del caído con sus propias armas y extrajo los pulmones, llevándolos a la boca e inflándolos para respirar.