Como consecuencia, el feto que se pega a su gemelo termina situado sobre la cabeza de éste y no desarrolla un cuerpo con tronco y extremidades, sino solo una cabeza con un rostro no muy bien desarrollado.
Los padres descartaron el infanticidio y decidieron sacar provecho económico del vástago.
Solo entonces levantaban las sábanas que lo cubrían casi todo el día, para exponerlo a los ojos curiosos.
Aunque recibieron varias ofertas a cambio del cuerpo, los padres decidieron enterrarlo.
El niño también mostraba un desarrollo sano, y Everard Home pensaba que el aspecto pálido y enfermizo que mostraba era debido al hecho de estar tanto tiempo tapado.