Durante la primera mitad del siglo XIX las clases dominantes, en especial los sectores burgueses, trataron de reajustar el sistema productivo y comercial para remontar la larga crisis del sector vinícola y exportador en general.
Exceptuando algunos años comprendidos entre 1800 y 1820, las guerras napoleónicas, etc., la situación general fue de crisis larvada anteriormente y complicada por la independencia de las colonias españolas en América, lo que se traducía en los escasos volúmenes de vinos, aguardientes, barrilla y orchilla exportados, principalmente a Inglaterra.
Esta actividad fue excitada en gran parte por el nuevo tráfico marítimo y el contacto con los numerosos extranjeros que habían llegado a las islas y en ellas se habían establecido [...].
Los efectos de la crisis fueron brutales, aunque Europa seguiría demandando cochinilla centroamericana hasta bien entrado el siglo XX.
Ambos intentos fracasaron, y la recuperación vino de manos del capitalismo inglés, que interesado en los puertos canarios como base de carboneo, también se introdujo en el agro canario.