Cristóbal Vilella

[2]​ En ella tuvo como profesor de colorido en los cursos avanzados a Antón Rafael Mengs.

Volvió a Mallorca en 1766, encontrándose con problemas para ver reconocidos sus estudios académicos por el anquilosado pero aún poderoso gremio de pintores.

Aunque no logró el premio, que fue ganado por Ramón Bayeu, en septiembre presentó a la Academia «dos quadritos de su invención» con sendos bodegones, uno de dulces y el otro que por su descripción cabe suponer fuese del tipo conocido como rincón de estudio, con «varios papeles, estampas y naipes», siendo por ellos nombrado académico supernumerario por la pintura.

[4]​ Al establecerse en Madrid el Real Gabinete de Historia Natural presentó a la junta una colección de minerales, conchas, corales y animales disecados, con los que formaba objetos artísticos,[5]​ y sus cuadernos con dibujos a la aguada de flores, plantas y peces, por lo que obtuvo en 1773 una pensión de 200 ducados anuales para que se ocupase en Mallorca de reunir y dibujar «todas las aves, peces, plantas y otras curiosidades» que pudiere hallar «para el aumento del gabinete».

[7]​ Desde ese momento orientó su trabajo preferentemente a la recogida de materiales para el gabinete, con el que se mantuvo en contacto permanente por correspondencia, y adjuntó a sus dibujos y piezas disecadas informes detallados de cuanta información podía reunir, con los «nombres propios de estas islas».

Proyecto sobre el cenotafio o túmulo para las exequias de Carlos III en la ciudad de Mallorca, 1789. Biblioteca Nacional de España , Mss/12696.
Garza de Mallorca en su nido y moluscos , óleo sobre lienzo, 63 x 82 cm, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando .