Cristina Campo

El ambiente cultural florentino fue determinante para la formación de Cristina Campo, a partir de su amistad con el germanista y traductor Leone Traverso, apodado cariñosamente "Bul" por Cristina, y con quien tuvo una relación sentimental (la correspondencia entre ambos fue publicada por la editorial Adelphi con el título Caro Bul.

La antología, en la que Cristina Campo trabajó mucho, involucrando en las traducciones a varios amigos, aún no ha sido publicada.

En esta ciudad hizo nuevos amigos, como Margherita Dalmati (seudónimo de Mary-Nike Zoroghiannide), Roberto Bazlen, María Zambrano.

El Dr. Ernst Bernhard, el psicoanalista alemán que introdujo a Carl Jung en Italia, la curó de una persistente agorafobia.

Así Elémire Zolla recuerda aquellos años: Su concepción del cristianismo fue ortodoxa y se opuso a la ola de reformas litúrgicas posteriores al Vaticano II.

[3]​ Su amor por la liturgia la acercó primero a la abadía benedictina de Sant'Anselmo sull'Aventino en Roma, en la que todavía cantan gregoriano, y más tarde al Colegio Russicum.