Con diecisiete años el realizador Manuel Gutiérrez Aragón se fijó en ella para protagonizar junto a Fernando Fernán Gómez la película Maravillas, rodando a continuación La próxima estación, dirigida por Antonio Mercero.
En uno de ellos, un director le pidió para su asombro que interpretase una escena "como si fuese una manzana podrida..." Gerardo Herrero la contrató para Al acecho (1987).
Cuatro años más tarde obtuvo su primera candidatura a los Premios Goya por su breve cometido en Tacones lejanos (1991), bajo las órdenes de Pedro Almodóvar.
En 1997 protagonizó Mamá es boba, comedia negra sobre la mediocridad de una sociedad obsesionada por el éxito fácil y que apenas puede ocultar su profunda vulgaridad.
En la segunda, Un chupete para ella, volvía a quedar emparejada -por tercera vez- con Juanjo Puigcorbé.