Respecto al casco, era todo de acero y dividido por mamparos en 62 compartimentos estancos.
Gracias a la suscripción popular de los españoles que vivían en varios países latinoamericanos se construyeron a finales del siglo XIX y principios del XX los cruceros Río de la Plata, Extremadura y el cañonero-torpedero Nueva España.
Su donación contribuyó a llenar en parte los huecos que la Guerra Hispano-Norteamericana había dejado en la Armada.
En 1906 asistió a las regatas de Kiel y Cowes, trasladándose durante su navegación hasta Crostadt portando un saludo del rey Alfonso XIII para el Zar de Rusia.
Tres años más tarde, en mayo de 1909, fue la nave en la que se trasladó el Rey en su visita oficial desde Algeciras a Ceuta.