Cuarta edad

Habitualmente se considera su comienzo a partir de los 80 años de edad,[1]​ que, según la geriatra Pilar Mesa Lampre, representan «el umbral del cambio».

[3]​ En las sociedades desarrolladas la esperanza de vida está en aumento continuo.

[2]​ A la vez, también se incrementan la edad media de estos individuos y la cantidad de hogares unipersonales habitados por octogenarios, normalmente mujeres, por su mayor longevidad.

En ese momento de umbral, simultáneamente o en un breve lapso, se manifiestan varias patologías, lo cual suscita en la persona un grave cambio físico, psíquico y emocional, al que se ha vinculado la entrada en esta otra fase de la vida: la «cuarta edad».

El objetivo prioritario es no solo alargar la vida, sino, además, mantener la independencia personal durante el mayor tiempo posible, prolongar la existencia independiente.