Se opta por construir una parte de lo planeado, que fuera suficiente para las necesidades del momento.
Siete años pasaron entre el momento en que se puso la piedra fundamental y aquellos en que el edificio se transformaba en el celebrado orgullo del Cordón, proporcionando un flamante entorno a la Plaza de los Treinta y Tres.
Durante la segunda etapa de su construcción, de acuerdo a planes originales el papel que realizaban los integrantes del Cuerpo de Bomberos era doble, por un lado trabajaban como albañiles y por el otro atendían rigurosamente los reclamos del Servicio.
Antiguamente en su lugar se encontraba el Cuartel de la plaza Artola, nombre dado anteriormente a la actual Plaza de los Treinta y Tres.
Su entrada principal da a hacia la esquina de las calles Colonia y Minas, correspondiendo sus accesos a Colonia 1665 al 1691, tiene forma de fuerte y ocupa toda una manzana, delimitada por las calles Colonia, Mercedes, Minas y Magallanes.