Situada en el barrio denominado Kanpañaga, se cita en la bibliografía con nombres diversos: Compagnaga, Campagnaga, Kanpañana, Etcheverry, Etcheberri, Echeverri...
Durante sus trabajos arqueológicos y etnográficos, visitó la cavidad en mayo de 1937, sin detectar no obstante yacimiento alguno.
[3] Labeyrie relata que vieron un pequeño bisonte, aunque no le dieron importancia.
A comienzos de año los espeleólogos Bouillon, Capdevielle, Dupuis y Rekalt habían descubierto nuevas galerías en el nivel inferior.
Junto con Bouillon y Boucher, pasaron instrucciones a los espeleólogos del departamento, recomendando descender el pozo directamente con cuerda, sin usar la Grieta.
[8] En 1987, Patrick Paillet comenzó una revisión del arte rupestre de Etxeberri, recopilando lo que se había identificado hasta el momento (ver apartado “Arqueología”).
En 1993, Dominique Ebrard (del grupo cultural Ikerzaleak) identificó nuevos grabados y pinturas; además, acompañado de Blasquiz, realizó en 1994 un sondeo arqueológico en el lugar donde aparecieron los restos de 1979; identificaron una tumba del siglo III/IV.
Las pruebas de radiocarbono practicadas a los huesos dieron una cronología del Magdaleniense medio (hace 13370-13770 años); la lapa, en cambio, fue datada en el Magdaleniense inicial (hace 16570 años, cronología compatible con la tipología del artefacto hallado en 2009).
[1] Laplace-Jauretche describió 38 figuras en la cueva de Etxeberri: un pectiforme, diez caballos, dos bisontes, dos íbices, puntos y líneas.
En cualquier caso, parece ser que el período de uso del santuario no se prolongó durante muchos milenios.