Especialmente reseñadas son las excavaciones paleontológicas que fueron dirigidas por Trinidad de Torres entre 1970-1974.
La cavidad se encuentra cerrada con rejas y candados en todas sus bocas desde noviembre de 2006, sancionándose a los infractores con fuertes multas.
Las razones para su cierre son las siguientes: Debido a estas cuatro razones, el Ayuntamiento de Patones junto con Patrimonio Nacional (esta última es quien tiene la titularidad de la cavidad), decidieron cerrar la Cueva del Reguerillo.
La Federación Madrileña de Espeleología[2] se presentó en estos diálogos entre ambas instituciones, queriendo aportar sus conocimientos para mejorar en lo posible la situación.
La cueva está situada en el término municipal del pueblo de Patones.
Para llegar a ella debemos llegar al pueblo desde Torrelaguna, y atravesarlo para continuar por la carretera M-102, hacia la presa del Pontón de la Oliva, y luego hacia la Presa del Atazar.
Aunque no presenta grandes dificultades técnicas no es en absoluto conveniente adentrarse en la Cueva del Reguerillo sin los suficientes conocimientos técnicos y sin el material adecuado: son numerosos los accidentes ocurridos entre gente sin experiencia.
El recorrido por esta cavidad puede hacerse tan complicado como son sus laberínticos, tortuosos y estrechos pasadizos inferiores, por lo que en algunos puntos pueden presentarse problemas de orientación, que en ningún caso deberán ser de importancia si se actúa con cierta lógica, se lleva el material de iluminación adecuado y se sigue con detalle el plano topográfico.
Por ello las recomendaciones van dirigidas fundamentalmente a los iniciados en este deporte, y en concreto a todos aquellos que, sin material de iluminación adecuado ni un mínimo de conocimientos técnicos, se adentran en la cavidad.
Para estos casos se recomienda que sean acompañados de personas experimentadas, y en el supuesto que así no fuera, sería conveniente llevar carburo de repuesto y agua para evitar males mayores.
Puesto que se trata de una compleja cavidad en la que es posible realizar diversos recorridos, la descripción que aquí se presenta corresponde con el itinerario clásico, consistente en entrar por la boca superior y recorrer el 1 er piso, bajar al 2.º piso y continuar hasta la diaclasa de entrada al 3.er piso (denominada 1.ª entrada al Tercer piso), seguir en este por la zona más cómoda, y retornar de nuevo al 2.º piso bien por la Directísima o la Rampa de Arcilla, completando el recorrido saliendo por la entrada artificial.
Tras la entrada, un estrecho paso con unos barrotes de hierro atravesados en la parte izquierda del Vestíbulo, da acceso a una larga y amplia galería, en la que son numerosas las formaciones y las zonas embarradas o encharcadas.
El otro camino parte de la zona alta de la Sala a la izquierda y toma una gatera que tras un pronunciado destrepe que se hace sin dificultad, nos lleva a una pequeña gatera conseguida por desobstrucción.
Más adelante las dimensiones de la galería se reducen rápidamente, accediéndose a un estrecho conducto inclinado y de forma oval, el Pretubo, que acaba desfondándose en el denominado Tubo.
Una vez pasado el Dormitorio, en donde la galería tiene unos 2 metros de altura y una anchura entre 3 y 4 metros, se llega a la 1.ª entrada al Tercer Piso, situada a la derecha de nuestro camino.
Una vez superados estos complicados pasos, se continúa por un estrecho meandro de 2,5 m de altura hasta llegar a la Gran Sala, en la que, por una resbaladiza bajada con barro, se accede finalmente a la Gran Galería del Tercer Piso.
Lamentándolo mucho, existen numerosas pintadas, tales como flechas y nombres, que nos ayudarán a reconocer el camino.
Desde esta zona, por un conducto que gira en ascenso a la derecha se llega a la Directísima, estrecha, larga y resbaladiza diaclasa por la que se remonta, no sin gran esfuerzo, al nivel inmediato superior (hay un spit en la parte más complicada en donde podría colocarse un pedal o estribo).
Tras atravesar la red de pequeños conductos entrelazados (El laberinto), en donde hay numerosos pasos estrechos y gateras (flechas marcadas con pintura), se llega por fin de nuevo al 2.º piso en la Gran Vía.
A la izquierda del resalte se ve una oquedad en la piedra, que no es una columna, pero deja al descubierto el otro lado por ambos laterales.
Tras la primera, se abre una galería estrecha hacia la derecha, que es por donde hemos de progresar.
Siguiendo en esta dirección agachados descubrimos en el frente una pequeña gatera y una galería que se abre hacia la derecha.
Cada vez el techo baja más y nos obliga a ir de rodillas un largo trecho.
Un poco más adelante, llegamos a la salida del Laberinto, que nos aparece por la derecha y siguiendo de frente, ya cómodamente de pie, llegamos a la Sala del Perro que Fuma.
Al poco dejamos a la derecha la Sala del Perro que Fuma pero nosotros continuamos de frente.
Inmediatamente después del Estribo se toma la galería de la izquierda, por la que se continúa sin dificultad significativa hacia la Galería de los Osos, dejando diversos conductos laterales a ambos lados.