De esta forma el Cura Valera agradecía con este gesto toda la ayuda recibida.
En el año 1865 la ciudad mediterránea sufre una epidemia de cólera y la entrega del Cura Valera es total, llevando ayuda y esperanza tanto a enfermos como a sus familiares, no hay moribundo que no reciba la atención del Cura Valera y su auxilio.
Prim desea llevarle a la villa y corte, el Cura Valera sólo le pide una cosa: regresar a su querida villa de Huércal-Overa.
El Obispo de Murcia y posteriormente Arzobispo de Valencia y Cardenal, dijo con ocasión de unas ordenaciones sacerdotales: "Solo os pido que os miréis en el espejo que tengo en Huércal-Overa, en el cura Salvador Valera Parra, en cuyo espejo se mira también vuestro obispo”.
Salvador tiene ya cincuenta y dos años y una ligera cojera en la pierna derecha, que disimula apoyándose discretamente en un bastón (un recuerdo de su paso por Cartagena).
Desde 1989, en que se reactivó definitivamente el proceso de Beatificación, muchos pasos se han dado en tal andadura a través de la Asociación Pro-Beatificación Cura Valera.