Años más tarde el bar cerró, pero hoy en día sigue siendo recordado en libros y exhibiciones por su importancia en la historia del colectivo en España.
[2] Las dueñas del local siempre mantuvieron secreta la identidad de sus clientes para proteger su intimidad y privacidad.
[4] El bar originalmente funcionaba como una organización sin ánimo de lucro para evitar el tipo impositivo alto.
[4][10] El bar original consistía de un pequeño bar donde se servían las bebidas en el piso más bajo y una escalera que llevaba al piso superior, donde se encontraban la mesa de billar y varios bancos junto a las paredes.
[4][11][2] Las clientes tenían que tocar el timbre desde afuera para entrar y sólo se les permitía entrar si conocían a Tobar, a causa de la designación del bar como una organización sin ánimo de lucro.
[2][11][4] Ya que los “actos homosexuales” todavía no eran legales técnicamente, había varias luces de advertencia rojas en el local.
[2][4] Hubo varias redadas en los primeros años del bar aunque la justificación legal siempre quedaba vaga.
[4] Daniel’s jugaba un papel importante en dar cohesión social a la comunidad lesbiana emergiente en Cataluña durante la Transición española.