El rey Luis I de Hungría pasó seis meses en Transilvania —de octubre a abril—en 1366.
[1] Esta se había quejado al había rey de que "han padecido, día a día, muchos problemas debidos a las malas artes de muchos malhechores, especialmente rumanos, ... por su manera de ser y su comportamiento desordenado".
[3][4] Para ello, el decreto explicaba las reglas del procedimiento legal.
[4] Los historiadores disienten de las circunstancias exactas del decreto y su propósito principal.
[6] Según Ioan-Aurel Pop, el decreto demuestra el "resistencia silenciosa" rumana contra el monarca y los nobles que habían intentado privarles de sus propiedades y herencias.