Se llama defecto a la carencia falta de las cualidades propias y naturales de una cosa o a cualquier imperfección natural o moral.
Esta idea es la que etimológicamente expresa la palabra, ya se derive del verbo latino deficere, faltar, o de fallere, engañar; en ambos casos indica privación de una cualidad necesaria, cuya ausencia hace que la cosa sea deficiente, incompleta, irregular o imperfecta.
Aunque son sinónimas en el lenguaje ordinario las voces defecto, imperfección, vicio y falta, lo son solo parcialmente; la imperfección se halla en los objetos de por sí completos e incluso excelentes, y en los que no aparece defecto por tal concepto; es defecto que falte un brazo en el cuerpo humano, pero en él, por otra parte, bien conformado, es imperfección que no sean iguales ambos brazos; el defecto, por tanto, es más profundo que la imperfección.
[1][2] Los defectos reciben varias denominaciones, según puede verse en Santo Tomás en la Summa Theologiae, III, q.
[3][4] En el campo industrial, puede considerarse un defecto de fabricación aquel que se produce durante la creación de un producto, llegando a afectar solo a algunos ejemplares.