La Dei Filius es una constitución dogmática del Concilio Vaticano I que trata sobre la fe católica y que fue aprobada el 24 de abril de 1870.
Tras algunas semanas de estudio y examen, los padres conciliares rechazaron el esquema pues lo consideraban oscuro, prolijo, polémico, demasiado ligado a un lenguaje del pasado, con sutilezas conocidas solo a pocos especialistas: más que uno texto conciliar, fue considerado un trabajo erudito realizado por profesores universitarios.
El rechazo del esquema inicial fue un golpe para Pío IX, que pensaba en una rápida aprobación de los esquemas preparatorios y por tanto, de una conclusión veloz del concilio.
El 12 de abril el esquema fue aprobado por el Concilio con 667 votos a favor, sin abstenciones ni votos en contra; solo se introdujeron pequeñas modificaciones debidas a anotaciones de algunos padres, que consideraban que el lenguaje empleado era demasiado polémico en relación con los protestantes; el 24 de abril la constitución fue promulgada solemnemente.
El prólogo resume los principales errores surgidos tras el Concilio de Trento, o sea el protestantismo, el racionalismo, el panteísmo, el materialismo y el ateísmo.