La comunidad internacional se enfrenta a un creciente nivel de delincuencia transnacional en el que la conducta delictiva en un país tiene un impacto en otros.
[3] Además, los problemas de los Estados debilitados y la delincuencia transnacional crean una confluencia nefasta que constituye un desafío único.
Los principales mecanismos utilizados a este respecto son la extradición, el traslado legal y la asistencia judicial recíproca.
Es un mecanismo antiguo, que data por lo menos del siglo XIII a. C., cuando un faraón egipcio negoció un tratado de extradición con un rey hitita.
En la práctica contemporánea, esas solicitudes todavía pueden hacerse sobre la base de la reciprocidad, pero también pueden hacerse en virtud de tratados bilaterales y multilaterales que obliguen a los países a prestar asistencia.