Democracia mediática

La democracia mediática propugna que la propiedad empresarial y las presiones comerciales influyen en el contenido mediático, limitan bruscamente la variedad de noticias, opiniones y espectáculos que reciben los ciudadanos.

La democracia mediática propone: La estructura competitiva del panorama de los medios de comunicación en masa se opone contra los ideales democráticos, ya que la competencia en el mercado determina cómo se plantean y transmiten las historias al público.

[9]​ El acceso a diferentes fuentes de información evita intentos deliberados de emitir información errónea y permite que el público juzgue por sí mismo y que haga sus propias opiniones.

UU., estas organizaciones son conocidas como las Seis Grandes[12]​ e incluyen General Electric, Walt Disney Co., News Corporation, Time Warner, Viacom y CBS Corporation.

Además, estos grupos exigen soluciones políticas a la FCC en EE.

En Canadá, OpenMedia.ca es un grupo similar que promueve la democracia mediática fomentando sistemas de comunicación abiertos mediante campañas en línea, eventos y talleres.

[17]​ Se afirma que la distinción entre la información pública y privada que respalda cómo definimos como válido o apropiado el contenido de las notícias es también un concepto de género.

Así que, mientras la democracia mediática, ya sea como alternativa o como periodismo del ciudadano, puede permitir una mayor diversidad en la práctica, estas teóricas afirman que las voces de las mujeres se enmarcan dentro de una estructura masculina de objetividad y pensamiento racional.

[19]​ Algunas formas de democracia mediática en la práctica (como la ciudadana o el periodismo alternativo) están retando a los principales inquilinos del iodismo (objetividad e imparcialidad) por medio del rechazo a la idea de que es posible contar una narración sin tendencias, que vaya más al grano, lo que es social y moralmente preferible.

[20]​ La World Wide Web, y, en particular, la Web 2.0, se considera un medio poderoso para facilitar el crecimiento de una democracia mediática, ya que ofrece a los participantes, "una voz potencial, una plataforma, y el acceso a los medios de producción.

Esto es evidente en las protestas generalizadas en el Oriente Medio y África del Norte conocidas como la Primavera Árabe, donde las páginas web de redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube permitieron a los ciudadanos conectarse rápidamente entre ellos, intercambiar información y organizar protestas contra sus gobiernos.

Aunque el éxito de estas protestas no se podía atribuir únicamente a las redes sociales, las tecnologías desempeñaron un papel importante en inculcar un cambio en Túnez,[22]​[23]​ Egipto[24]​[25]​ y Libia.