Para ello se eligieron puntos muestrales del transecto de la cuenca, analizando los siguientes elementos Au, As, Ba, Be, Bi, Cd, Co, Cr, Cu, Hg, In, Mn, Mo, Ni, Pb, Sb, Sc, Se, Sn, Th, Tl, U, V, Y, Zn por ICP de masas.
Los más destacados fueron el arsénico, cobalto, cromo, cobre, mercurio, manganeso, níquel, plomo, estaño, uranio y zinc.
Por otro lado la granulometría y pH del suelo se analizaron según las normas internacionales de ISSS-ISRIC-FAO (1994)i Aparece el zinc como principal elemento contaminante (73 mg/L).
[1] Los elementos predominantes son Pb, Zn, As, Cu, Mn, Sb y Ba.
Comparando estas concentraciones con los niveles máximos permitidos para poder usar lodos en agricultura (según la legislación española, BOE 1/10/90) solo se rebasan los umbrales para el Pb, Zn y Cu.
[2] Se han de diferenciar tres tipos de contaminación: Dentro del grupo I, las contaminaciones más intensas han sido debidas al Sb, Pb, As, Bi y Cu, pero por su toxicidad destacan: Cu, Cd, Pb, As y Zn.
Por otro lado, estos metales podrán aumentar el valor en un futuro próximo, ya que se puede producir la oxidación de los lodos, pasando parte de los metales contenidos en ellos a estado soluble y ser arrastrados al interior del suelo.
Por otro lado en los lodos los metales se encuentran en fase insoluble y se han introducido con carácter puntual, localizados en los macroporos del suelo (desigualmente repartidos, inmóviles, no actualmente tóxicos y no bioasimilables).
Sin embargo, en su última memoria anual, la compañía sueca indicaba que sus abogados en España no prevén «sufrir ningún daño económico como resultado del proceso legal, por lo que no ha hecho provisiones monetarias».