Posteriormente fue crítico de diseño y arquitectura para el periódico dominical británico The Observer.
Fue jurado para decidir el diseño del Centro Acuático de Londres (Acuatic London Centre),[3] diseñado y construido para las olimpiadas del 2012 por la firma de la arquitecta Zaha Hadid.
Lo anterior menciona que deja a la "arquitectura como un medio para contar una historia sobre quienes la construyen"..[5] Si bien, las catedrales, templos, y palacios cumplieron una función comunicativa hasta inicios del siglo XX, nos menciona que no estamos exentos en nuestra “era moderna”, donde ricos y poderosos siguen teniendo la misma dinámica, pero de manera más diversificada sobre las tipologías de las construcciones arquitectónicas.
Mussolini junto con el arquitecto Terragni y hasta el mismo Le Corbusier, para finalmente llegar a una crítica de los arquitectos estrellas de la actualidad como: Norman Foster, Rem Koolhaas, Frank Gehry, D. Libeskind, Zaha Hadid y a quien denomina el señor de las demandas Santiago Calatrava.
“Su trabajo depende en la relación que entabla con el contexto político mundial”[6] A lo largo de la historia si bien los arquitectos terminan estando al servicio del poder político y económico, ésta siempre será ratificada por todos aquellos habitadores, quienes finalmente “viven” y experiencían los proyectos, en un tiempo y espacio determinando.